El Procurador General de Texas Ken Paxton se unió a una coalición liderada por Kentucky y West Virginia para presentar una carta de comentarios al Departamento de Defensa (Department of Defense, DOD), la Administración de Servicios Generales (General Services Administration, GSA) y la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (National Aeronautics and Space Administration, NASA), solicitando que estas entidades federales abandonen sus planes de imponer nuevas regulaciones ambientales a los contratistas federales.
A través de una orden ejecutiva, el Presidente Biden ordenó al Consejo Regulador Federal de Adquisiciones (Federal Acquisition Regulatory Council, FARC) que "considere" enmendar el Reglamento Federal de Adquisiciones (Federal Acquisition Regulation, FAR) de una manera que obligaría a ciertos contratistas federales a divulgar sus emisiones de gases de efecto invernadero y establecer objetivos para reducir esas emisiones. FARC aceptó y ahora ha propuesto un nuevo FAR, que sería "emitido y mantenido" por el DOD, GSA y la NASA.
Esta propuesta es extraordinariamente costosa e ilegal. El Presidente Biden no solo carece de la autoridad para instruir directamente a FARC para que adopte estos nuevos requisitos de emisiones, sino que incluso si lo hiciera, el Congreso nunca confirió a FARC la capacidad de imponer políticas izquierdistas de cambio climático.
La carta de comentarios dice: "Pero el poder adquisitivo no es un sustituto de la autoridad legal. Y el sistema federal de adquisiciones no es un vehículo para que el Presidente promueva sus deseos políticos. Los tribunales ya han anulado el intento de la Administración Biden de aprovechar indebidamente el sistema federal de adquisiciones para imponer un mandato de vacuna COVID. Sin embargo, la Administración ahora busca usar ese mismo sistema para implementar las políticas de cambio climático del Presidente. El poder ejecutivo no tiene autoridad para abordar el cambio climático de esta manera".
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